jueves, 10 de julio de 2008

RESISTENCIA INCAICA SEGUIDORES DE ATAHUALLPA

La resistencia inkaica propiamente dicha tuvo tres fases claramente definidas. La primera se inició inmediatamente después del asesinato del Inka Atahuallpa, perpetrado por orden de Pizarro, tras una farsa de juicio, el 26 de julio de 1533. Atahuallpa, que desde su prisión ordenara la muerte de Huáscar, fue acusado de tramar un golpe contra los españoles en Cajamarca, lo cual pudo ser cierto, pues a su muerte enarbolaron la bandera de la resistencia sus generales Challco Chima y Apo Quizquiz. Por esos días, en medio del caos, se acentuó la rebelión de los señores locales contra el imperio, y los reyezuelos Chimúes, Chachapoyas, Huancas y Cañaris creyeron ver en los españoles oportunos colaboradores para recuperar su autonomía de otrora; en consecuencia, no tardaron en unírseles por oleadas, para luchar aliados contra los inkaicos atahuallpistas, que ocupaban aún gran parte del Tahuantinsuyo. Se rebelaron también contra el imperio miles de yanaconas del campo, aprovechando que los orejones centraban toda su atención en la guerra. Los españoles supieron aprovechar tan favorable coyuntura, proclamando apoyo a toda rebelión, logrando de esa manera que grandes contingentes de yanaconas cambiaran el amo nativo por el cristiano. Así pues, grupos rebeldes, de varias naciones y clases sociales, tomaron las armas contra los Inkas, a su vez enfrentados entre sí. En tangrave confusión sólo los inkaicos atahuallpistas, nucleados en torno a sus generales Challco Chima, Apo Quizquiz y Rumi Ñahui, tuvieron plena conciencia de las fatales consecuencias que acarrearía la invasión española. Y la combatieron heroicamente, sin ningún apoyo. Se batieron solos contra los españoles; y además de enfrentar a un enemigo muy superior en número, lo más trágico fue la inferioridad de su aparato bélico. Ello no obstante, su lucha fue tenaz y bravía; y numerosas batallas, en el centro y norte del derrumbado imperio, dieron fe de su abnegada y digna constancia en la defensa del suelo patrio. Sobre esta historia ha escrito varios libros cumbres Juan José Vega. En la ruta de Cajamarca al Cuzco, ellos se enfrentaron con suerte adversa a los españoles. El pacto entre éstos y los inkaicos tradicionalistas quedó bárbaramente sellado en Jaquijaguana, donde para contentar al entonces joven Manco Inka, Pizarro hizo quemar vivo al general Challco Chima, que poco antes cayera prisionero ingenuamente. En noviembre de 1533 Apo Quizquis intentó contener el avance español sobre el Cuzco y tras ser derrotado en Paruro optó por la retirada al norte. Por medio de chasquis había tenido noticia de que el general Rumiñahui combatía por su parte en el septentrión andino a huestes invasoras recién llegadas. Al cabo, entre 1534 y 1535, tanto Apo Quizquiz como Rumi Ñahui ofrendaron la vida, ambos cerca de Quito, el primero asesinado por un orejón contrario a proseguir la resistencia y el segundo quemado vivo por los españoles. El historiador Andrade Reimiers, recordando esta tragedia–recuerda el doctor Edmundo Guillén-, dice que el Quito cristiano surgió sobre las cenizas de estos famosos héroes

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